¿ LA FILOSOFÍA “GRIEGA” FUE REALMENTE GRIEGA?

Café Filosófico 304 – Carmen Zavala 11.12.04

 

 

En las discusiones sobre si hubo o no filosofía en nuestra América no faltan casi nunca las voces que afirman que la filosofía se originó en Grecia y que por lo tanto, todo tipo de pensamiento o discurso reflexivo que se pudiera haber originado en otras partes del globo, no serían filosofía, pues  ésta sería una creación auténtica e irrepetiblemente griega.

 

¿Pero qué es lo que caracteriza a este pensar griego?¿Qué lo hace tan particular y tan “griego”?

Al echar una breve mirada a los pensadores griegos notamos inmediatamente que no existen muchos de estos. Resulta que Homero y Esopo son turcos, esto es de Esmirna y Frigia respectivamente, que los presocráticos Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes de Mileto, Heráclito de Efeso, Pitágoras de Samos, Jenófanes de Colofón y Anaxágoras de Clazómenes, también son turcos y que por otra parte Parménides y Zenón de Elea y Empédocles de Agrigentum, son Sicilianos, esto es italianos. Es decir que difícilmente se puede decir que la filosofía nace en Grecia ya que el peso de la actividad filosófica está en el Asia Menor, es decir, en lo que hoy viene a ser Turquía y no en la península griega.

 

Como respuesta a esta paradoja se suele responder que estos lugares del Asia Menor y de la península itálica de los que provienen estos grandes pensadores son en realidad colonias griegas, dejando entrever que estos filósofos pertenecerán a una suerte de “colonias” griegas  y que habrían logrado el alto nivel cultural que lograron, debido a su influencia de la cultura griega.

 

Los restos arqueológicos y los historiadores de la época, como Herodoto, sin embargo señalan lo contrario:

 

1.    Fue la cultura jonia, es decir, la cultura asiática, la que comienza a difundirse poco a poco a Grecia y no viceversa.

2.    Los presocráticos no eran una suerte de “griegos” que vivían en las colonias, sino que pertenecían a pueblos atacados y saqueados, por grupos que mas tarde pasarían a ser los helenos y esta relación de antagonismo marcará sus puntos de vista filosóficos

3.    Los filósofos y pensadores contemporáneos de Sócrates y Platón, tales como Demócrito de Tracia, Protágoras de Abdera, Herodoto de Halicarnasso, Aspasia de Mileto, Trasímaco de Calcedonia, entre muchos otros, los cuales son considerados hoy en día “filósofos griegos”, en realidad fueron considerados extranjeros por los atenienses, hostigados y discriminados por ellos y en la mayoría de los casos impedidos de siquiera entrar a Atenas.

 

En realidad, hay muy pocos filósofos o historiadores griegos procedentes de la península griega misma. Tenemos en Atenas a Sócrates y a Platón, a los historiadores Jenofonte y Tucídides, al orador Lisias, al cómico Aristófanes y al matemático Teeteto, y un poco más adentro de la península al aeda Hesíodo de Boecia y al famoso Menón de Larisa, el cual ya no era propiamente considerado heleno, sino mas bien “provinciano”. En ese mismo sentido, Aristóteles, que proviene de la provincia de Estagira, es considerado mas bien macedonio y por lo no tanto no del todo “griego”, como analizaremos más adelante.

 

Siendo pues, mucho menos los filósofos e historiadores provenientes de la península griega, que los de Turquía y los de Italia, cabe preguntarse por qué se habla de una helenización de Asia Menor y de Sicilia, y no más bien al revés, de una asiatización progresiva de Grecia por parte de los jonios (asiáticos).

 

Más aún, esto llama la atención, ya que los propios griegos, eran concientes de su origen jónico, esto es, asiático. Así tenemos a Herodoto, que nos cuenta que (y las excavaciones recientes confirman su versión) los espartanos y los atenienses eran, descendientes de los dorios y de los jonios respectivamente, siendo los primeros del pueblo pelasgiano[1] y los segundos del pueblo helénico (que vino colonizando la península griega desde el Asia Menor )[2]. Al respecto añade[3] (I 57-58) que los ”Pelasgianos” hablaban una lengua bárbara y si toda la raza pelasgiana era así, entonces la raza ática que era pelasgiana cuando cambió y se volvió helénica, olvidó también su lengua (..) En cuanto a la raza helena siempre usó la misma lengua, como se nota claramente, desde que surgió. Pero desde que partió inicialmente de la débil raza pelasgiana, pasó de un pequeño número inicial  a un gran número de razas como podemos ver, principalmente porque muchas razas bárbaras se han unido a ella. Me parece además que también se puede decir de la raza pelasgiana que en tanto se mantuvo bárbara nunca llegó a desarrollarse mayormente.”

Tenemos entonces que los pelasgianos, es decir, los habitantes oriundos de la península griega, no hablaban griego, ni pertenecían a la misma cultura que los futuros “griegos”. Estos mas bien descienden de los así llamados “helenos”, que fueron colonizando estas tierras desde el Asia Menor.

¿Pero quienes eran estos “helenos”?

 

 

Al respecto Tucídides[4] (I párrafos 2 y 3) relata:

“2. Por ejemplo, es evidente que la región hoy día llamada Helas (Grecia) no parece haber sido habitada de modo estable en la antigüedad; por el contrario, eran en ella frecuentes las migraciones, y sus habitantes solían abandonar el territorio presionados por un número cada vez mayor de inmigrantes: no existía el comercio, no había seguridad ni en las comunicaciones terrestres ni marítimas; nadie trabajaba sus tierras mas allá de las estrictamente necesario para subsistir; no disponían de dinero ni cultivaban la tierra, porque no sabían si en cualquier momento podrían ser atacados por invasores que los despojarían de todo, al no tener murallas que los protejan; pensando que sus necesidades inmediatas de subsistencia podrían ser cubiertas de igual manera en cualquier parte , hizo que les importara poco cambiar de hábitat,  y por eso nunca construyeron grandes ciudades, ni lograron ningún otro tipo de grandeza.

Eran sobre todo los suelos más ricos los que cambiaban de dueños con mayor frecuencia, como, por ejemplo, lo que hoy se llama Beocia y Tesalia, la mayor parte del Peloponeso, a excepción de Arcadia y las partes más fértiles de Helas (Grecia); Las bondad de la tierra favorecía el enriquecimiento de algunos individuos, lo que provocaba revueltas que resultaban siendo la fuente de su ruina. También los exponía aún más a la invasión de otros pueblos. Por ello el Ática, debido a la pobreza de sus tierras, permaneció durante mucho tiempo libre de discordias internas, por lo que fue ocupada siempre por los mismos habitantes.

Es una confirmación importante de mi tesis el hecho de que las restantes regiones, en razón de los constantes cambios de población que sufrían, no crecieron en la misma medida. En efecto, de entre los individuos que, por causa de las guerras o de las luchas intestinas, eran desterrados de las demás regiones de Helas (Grecia), los más poderosos acudían a Atenas en busca de asilo, por considerarla un lugar seguro. Y, a medida que inicialmente iban adquiriendo la ciudadanía, fueron engrosando aún más la población de la ciudad, hasta tal grado que, más tarde, tuvieron que enviar colonias a Jonia, por que el Ática ya quedaba chico para tal cantidad de población.

 

3. Hay otra prueba más, para mí, de la debilidad de los tiempos antiguos, a la que no hay que restar importancia. Antes de la guerra de Troya no hay indicios acción militares conjuntas en Helas (Grecia). Ni tampoco hay indicios de que aplicara un sólo nombre a toda la región. Por el contrario, antes de Heleno, hijo de Deucalión, ni siquiera existía ese nombre, sino que la región era llamada con los nombres de las diferentes tribus, en particular por la de los Pelasgos. Recién cuando Heleno y sus hijos impusieron su supremacía en la Ftiótide, y fueron invocados a ayudar como aliados en otras ciudades, empezaron, a llamarse gradualmente griegos (helenos) uno por uno, por esta conexión; sin embargo, pasó mucho tiempo hasta que el nombre se aplicase a todos.

Homero proporciona la prueba más concluyente: pese a haber vivido mucho tiempo después de la guerra de Troya, en ningún pasaje emplea esa denominación en sentido colectivo, ni llama así a ningún pueblo salvo a los seguidores de Aquiles, que precisamente procedían de la Ftiótide, es decir, de los helenos originarios; en sus poemas los llama dánaos, argivos y aqueos. Es más, ni siquiera utiliza el término “bárbaros”, probablemente porque los helenos (griegos) todavía no se distinguían del resto del mundo con una sola denominación distintiva. Así, pues, estos pueblos helenos, entendiéndose por ello no sólo a los que primero se llamaron así, ciudad por ciudad, a medida que empezaban a entenderse entre sí, pero también aquellos que lo asumieron después como el nombre de todo el pueblo, se abstuvieron de realizar ninguna acción colectiva debido a  debilidad militar y a la falta de relaciones mutuas, no realizaron ninguna acción conjuntamente.

En realidad no podrían haberse embarcado en una expedición militar conjunta si no adquirido ya una cierta experiencia naval. Y la primera persona que conocemos por la tradición que estableció una flota naval fue Minos (el rey Minos de la isla de Creta). El logró dominar lo que ahora llamamos el mar helénico (griego) y gobernó a las islas Cíclades, a las que en su mayoría envió colonias, expulsando a los Carios y nombrando a sus hijos gobernadores; luego trató de bajar el nivel de piratería en esas aguas lo cual era un paso necesario para asegurar sus ingresos personales.

Porque en los tiempos antiguos a medida que la comunicación por mar se hacía cada vez más común, los helenos (griegos) y los bárbaros de la costa y de las islas eran tentados de dedicarse a la piratería bajo la dirección de sus más destacados líderes, motivados por su propia codicia y para ayudar a los necesitados.  Así atacaban a las ciudades desprotegidas de muros, que consistían en una serie de caseríos para saquearlas. Es mas, esto se convirtió en su principal fuente de ingresos, ya que no implicaba ningún perjuicio, sino más bien incluso cierta gloria.

Un ejemplo ilustrativo de esto lo aporta el honor con el que algunos de los habitantes del continente admiran hasta el día de hoy a los saqueadores exitosos y en la pregunta que encontramos en los textos de los antiguos poetas donde aparece por todas partes gente que pregunta sobre los viajantes. “Son piratas?” sin que se ofendieran por ello los preguntados, ni los interrogadores tuviesen por afrentoso ese nombre. Los mismos actos de rapiña aún se llevan a cabo en buena parte de Grecia, como entre los locros, ozoles, etolios y acarnianos. Un resto de esta costumbre es la que tienen estos pueblos de ir siempre armados..”

 

Se podría concluir que los griegos (helenos) fueron unos saqueadores bastante primitivos, que a medida que se fueron integrando militarmente con otros pueblos fueron desarrollándose, convirtiéndose en una cultura de origen pluricultural, la cual se ha ido integrando hasta formar una sola gran cultura, con el tiempo.

 

¿Pero era esta cultura “griega” de orígen asiático realmente una cultura uniforme unida por un mismo idioma, opuesta a las culturas vecinas a las cuales, por desconocimiento, consideraban “bárbaras”, como se suele predicar desde círculos académicos “acreditados”?

 

Veamos, según gran parte de estos académicos, esta cultura “griega”, que tendría como textos pilares a la Iliada de Homero habría constituido la base de la cultura occidental contemporánea, en la que por ello predomina hoy en día el logos o el pensamiento científico, supuestamente inherente a ella por su tradición cultural y lingüística. Con ello se pretende ligar inexorablemente lenguaje a cultura, sugiriendo que nuestro pensamiento depende del idioma que hablamos y no de las cosas que nos ocurren y que hacemos, y justificando con ello el predominio o dominación de un grupo humano sobre otro por diferencias idiomáticas o culturales y no por causas económicas y militares.

 

Este problema de los conflictos culturales y lingüísticos fue tratado vastamente por los filósofos de la época. Ya Platón denuncia en diálogos como el “Cratilo” y el “Fedro”, la pretensión de reducir los conflictos económico sociales a enfrentamientos culturales o lingüísticos

 

Al respecto Herodoto[5] (3,38) comenta que

 

 “si alguien le diera como tarea a todos los seres humanos de la tierra que escogieran las mejores normas morales y costumbres de todas los existentes, estos analizarían todas y cada uno elegiría la de su pueblo. Es así de fuerte la creencia de cada pueblo de que sus normas morales son de lejos las mejores.(…) El hecho de que todos los hombres piensen así de sus normas morales y costumbres se desprende de diferentes testimonios, entre ellos el siguiente: Una vez, cuando Darío era rey, hizo llamar a todos los griegos (Helenos) que estaban cerca de él y les preguntó a qué precio estarían dispuestos a comerse los cadáveres de sus padres. Y éstos le dijeron que a ningún precio lo harían. A continuación Darío hizo llamar a los calatios, un pueblo de la India, que se came a sus muertos y les preguntó a qué precio estarían dispuestos a incinerar a sus padres, y estos a gritos, le pidieron que no dijera cosas impías. Así son pues las creencias con respecto a las normas morales y las costumbres y parece que Píndaro tiene razón cuando dice que la costumbre reina entre los hombres.”

 

En este afán de buscar la objetividad independientemente del origen cultural Herodoto celebra algunas cualidades de la intelectualidad persa en épocas en que los Persas estaban en guerra contra, lo que llevará al intolerante griego postcristiano Plutarco (500- 600 años después de Herodoto y Platón) a decir despectivamente de Herodoto, que era un “amigo de bárbaros”[6].

 

En el mismo espíritu, al inicio de sus Nueve Libros de la Historia[7], Herodoto indica que se trata de  “no olvidar con el tiempo lo que los hombres han hecho, ni que se desvanezca la fama de las grandes acciones dignas de admiración, llevadas a cabo por Helenos (Griegos) y Bárbaros y especialmente no olvidar las causas por las que los unos y los otros entraron en guerra entre ellos.” Después de lo cual Herodoto inicia un relato en el que va mencionando como las diferentes partes en conflicto interpretan los diferentes hechos históricos, empezando con las diferentes versiones sobre la guerra de Troya.

 

El relato de esta guerra es de gran importancia porque, como había expuesto Herodoto, la historia pretende ser una explicación de las causas de la situación presente y en ese sentido el hecho de que la versión oficial de Homero de la batalla de Troya, como una suerte de historia arcaica de los griegos, haya sido convertida en lectura obligatoria e incuestionada por los grupos dominantes en Grecia, nos enfrenta a la discusión de qué es lo que los grupos dominantes de Grecia querían que la población pensara sobre sus orígenes y sobre por qué se encontraban en permanente guerra contra sus vecinos.

 

A primera vista pareciera que se tratara de la historia del rapto de Helena por parte de Paris y de cómo Grecia invade Asia, esto es el reino de Priamo, para vengar la “honra” griega, a lo que Herodoto comenta que se trata de un pretexto, porque ninguna mujer es raptada, si no fuese porque ella también quiere irse. Y en todo caso no sería motivo para iniciar una guerra. De modo que la culpa del inicio de la guerra entre Europa y Asia, la habrían tenido los helenos, por estar invadiendo territorios del Asia y no la barbarie de los no griegos, como pretenden difundir los grupos de poder griegos a los chauvinistas incautos de la época.

 

 

En un intento por desenmascarar esta falsa historia contada por Homero, Platón en el diálogo “Cratilo”, remitiendo a la Iliada, hace que Sócrates le pregunte a Hermógenes: por qué motivo sería más exacto llamar  con el nombre griego “Xántos” al río de Troya que con el nombre troyano Skamándro?” Es decir, por qué Homero, le pone un nombre griego al río troyano, si los troyanos no hablaban griego y eran mas bien quienes fueron atacados por los griegos.

 

Y además pregunta Sócrates qué nombre sería más apropiado atribuirle al hijo de Héctor, si Astyánax (que significa “gobernador de la ciudad” en griego), y que es el nombre con el que Homero lo nombre en la Iliada, o Skamándrios, que era su nombre autóctono troyano?

 

En otras palabras, el hijo del heredero de Troya, debía tener un nombre troyano o un nombre impuesto por el invasor? ¿cuál es el nombre más apropiado? Y lo que es más importante ¿por qué Homero nos cuenta la historia tergiversada de esta manera?

 

Para echar luces al asunto Sócrates explica que Homero decía que los troyanos llamaban Astyánax al hijo de Héctor mientras que las mujeres evidentemente lo llamaban Skamándrios (heroe troyano), “puesto que los hombres le daban el nombre de Astyánax.”

 

¿Y qué tiene de evidente que las mujeres llamen al hijo de Héctor de una manera, porque los hombres lo llamaban de otra?

Para entender esto debemos recurrir nuevamente a Herodoto[8] que nos cuenta que los que “salieron de Atenas y se creían los mas nobles entre los jonios, no llevaron mujeres hacia las nuevas colonias, sino que tomaron mujeres carias (de Turquía), a cuyos padres primero habían asesinado. Por estos asesinatos las mujeres convirtieron en ley bajo juramento que trasmitieron a sus hijas, nunca sentarse a comer con sus maridos, ni llamarlos por su nombre, porque éstos habían asesinado a sus padres, hermanos e hijos y tras esto las convirtieron a ellas en sus mujeres.”

Tenemos entonces que las mujeres llamaban al hijo de Héctor “Skamándrios”, mientras que los hombres que eran justamente los griegos invasores, le habían puesto un nombre griego. A partir de este ejemplo y otros análogos Platón pretende mostrar que los nombres no son arbitrarios, sino que unos son más apropiados que otros.

Andrómana, la madre del hijo de Héctor fue hija del rey de Tebas (Tebas de Cilicia, por el mar negro en Armenia) y presenció a temprana edad el asesinato de su padre y de sus siete hermanos por parte de Aquiles, tras lo cual fue casada con Héctor de cuya unión nació el famoso Astyánax. Después de la caída de Troya (Anatolia) se la entregaron como mujer al hijo de Aquiles,  Neoptolemos, con quien tuvo a Molossos. Tras la muerte de Neoptolemos esposó al hermano de Héctor, Heleno, con quien tuvo a Crestino. Finalmente retornó con uno de sus hijos a Misias (al interior de Asia Menor).

 

He allí por qué es evidente que las mujeres, respetando el juramento mencionado por Herodoto, no iban a llamar al hijo de Héctor por su nombre griego, sino que le pondrían el nombre local, esto es Skamandrios haciendo referencia al río Skamandro. Cabe recordar que Troya perteneció al círculo cultural hetita-luvita en el que se hablaban lenguas distintas al griego y consideradas luego bárbaras por éstos. De modo que la palabra Skamandro es una palabra en un idioma de raíces totalmente distintas a las griegas.

 

Estos eventos eran bastante conocidos en la Grecia antigua, de modo que lo que Sócrates está cuestionando es:

¿Te parece comprensible, Hermógenes, que Homero quisiera decir que el hijo de Héctor de Troya, lleve un nombre griego que además significa que está defendiendo la ciudad, contra ellos mismos? ¿Es posible acaso que el gran Homero plantee tal barbaridad?

 

A lo que ambos concuerdan, que sí que efectivamente Homero quiso decir, esto pero que no es entendible ni aceptable que Homero imponga póstumamente estos nombres de los vencedores a los vencidos.

Y Sócrates había añadido a esto: ¿Pero acaso no es Homero quién incluso impuso al propio Héctor su nombre? Efectivamente. Pues Héctor es hijo de Príamo de Troya y de Hecabe de Frigia (Turquía oriental lengua originaria frigia[9] ), y no tienen por qué tener nombres griegos para empezar, ya que todavía no habían sido derrotados por los griegos. Y ya que según Herodoto la lengua frigia que hablaba la madre de Héctor es más originaria a la lengua griega.

 

 

En otras palabras, la lengua la impone el vencedor de un grupo humano sobre otro. Pero eso no convierte a esa lengua en una lengua mejor, y menos a la cultura vencedora en una cultura mejor que la vencida. La historia de la guerra contra Troya, afirma Herodoto, pretende ser una historia que explique el inicio de todas las guerras, tras un momento originario de convivencia pacífica entre las culturas. En ese último sentido, sería análogo a los mitos originarios como el de Manco Capac y mama Ocllo o el de los hermanos Ayar.

 

Sólo que en el caso de la tradición griega contada por Homero pretende explicar el origen de la relación hostil entre los pueblos, justificándola en parte, con relatos como la idealización de la ira de Aquiles, que según la historia no fue mas que un hombre sanguinario y cruel, con ciertos toques de sadismo pues hacía casarse a las mujeres de los pueblos masacrados con los asesinos de sus padres, hermanos e hijos.

 

Platón cuestiona acá la aceptación de las tradiciones por el mero hecho de ser tradiciones e implícitamente refuta las doctrinas xenófobas difundidas entre la plebe ateniense contra los llamados “bárbaros” y que mas tarde serían pseudofundamentadas por Aristóteles, que dicho sea de paso no era ni siquiera él mismo Ateniense, sino Macedonio (de lengua materna distinta de la griega, como se desprende del texto La Política, donde afirma que desgraciadamente no puede traducir ciertos términos al griego, porque no existe equivalente para ellas en griego)

 

No es cierto por lo tanto como suelen afirmar sin mayor fundamento muchos estudiosos de la filosofía griega, que los griegos no podían zafarse de la concepción escencialista del lenguaje, es decir que todos hablaban un solo idioma, y que no podían concebir que alguien que no hablase griego, pensase igual que ellos…. ya que el muy estudiado Herodoto, por ser extranjero en todos los reinos y pueblos por los que viajó siempre defendió una actitud abierta a todas las culturas.

 

¿Quienes son entonces estos “griegos” de los que hablamos cuando nos referimos a la filosofía “griega”?

 

Habíamos visto que tanto Herodoto y Homero, pero también Tales, Anaxímenes, Anaximandro, Anaxágoras, Heráclito, Jenofonte y Pitágoras no son en realidad helénicos sino Milesios o de otras partes del Asia Menor, lo cual implicaba, no sólo que no eran reconocidos como ciudadanos, sino que además no pudieron entrar nunca libremente a Atenas, ya que la polis estaba cerrada al ingreso de extranjeros, salvo fechas muy especiales. Así Euclides de Megara tuvo que entrar a Atenas por las noches disfrazado de mujer, para poder asistir a las reuniones de su maestro Sócrates ya que se había prohibido la entrada de todos los habitantes de Megara, Protágoras de Abdera no pudo ser salvado del destierro de Atenas por parte de Pericles quien lo mantuvo como su mas intimo colaborador y le encomendó la legislación en las colonias, pues el odio a los extranjeros por parte de la mayoría rebasaba su poder, igualmente Pericles no pudo casarse con Aspasia de Mileto con quien vivió hasta el final de sus días, ni convertir a su hijo en ciudadano ateniense.

 

Bastan estos ejemplos para dejar en claro que los filósofos que ahora consideramos “griegos”, no eran considerados tales por los “griegos” de la época, ni que hubo tal cosa como una “filosofía griega” en aquel entonces. Entre los griegos contaba apenas Sócrates y Platón y unos cuantos más. Siendo la mayoría de ellos considerados no helenos, lo cual implica que en la mayoría de los casos el griego ni siquiera habría sido su lengua materna, y que tampoco el griego era una lengua uniforme, como analiza Platón en el diálogo Cratilo.

 

Quede esto como un tema para reflexionar…

 

Como conclusión diré a la pregunta de si los filósofos “griegos” fueron griegos, que ellos fueron tan griegos, como nosotros los pensadores latinoamericanos formamos parte del pensamiento estadounidense, en el sentido de que se nos hace conocidos por las traducciones al inglés que se hagan de nuestros textos, ya que la lengua de comunicación “universal” hoy en día resulta ser el inglés, tal como en aquel entonces fue el griego, sin que esto implique que haya sido la lengua materna de la mayoría.

 

Tenemos que finalmente las culturas dominantes se apropian de lo que les interesa de los pueblos a los que subyugan, a pesar de que en su momento descalifican, ningunean y atacan sus producciones intelectuales. De nada sirve que nuestros filósofos e intelectuales se la pasen imitando las producciones y discusiones de moda en Estados Unidos. Igual nos van a ningunear, como siempre ha sucedido en la historia en el trato de los dominadores con respecto a los sojuzgados. Y también igual, si algo de lo que hacemos les interesa, pasados los años después de ningunearnos van a recoger nuestras producciones intelectuales y atribuírles su valor, al hecho de que supuestamente formamos parte de su mundo cultural….

 


 

[1] Habitantes oriundos de Grecia central

[2] HERÓDOTO de Halicarnasso (484-425), Los nueve libros de la Historia, Libro I -56

[3] ob.cit., Libro I -57,58

[4] TUCÍDIDES de Atenas (460-390), La Guerra del Peloponeso, Libro I, I

[5] HERÓDOTO, ob.cit., Libro III - 38

[6] PLUTARCO (s II d. C.), De malignitate Herodoti, 12

[7] HERÓDOTO de Halicarnasso (484-425), Los nueve libros de la Historia, Libro I

[8] HERODOTO, ob.cit, (1 , 146, 2-3)

[9] Según Herodoto el rey egipcio Psamético (663-609 a.C.) quiso averiguar cuál era la lengua más antigua de la humanidad y para ello escogió a dos niños que nunca escucharan ningún lenguaje humano hasta que pronunciaran su primera palabra; eso indicaría cuál era la lengua innata de la humanidad. Pues bien, el experimento resultó en que la primera palabra pronunciada fue bekos, que Herodoto nos dice es la palabra frigia para 'pan'; con lo cual la frigia sería la lengua más antigua de la humanidad.